Los números han estado siempre presentes como valores, como ciencia, como auxiliares del arte, han sido sistemas, leyes, doctrinas, símbolos sagrados y principios de sabiduría universal, como con Platón y suNúmero Nupcial; y Pitágoras con su Paradigma, que combina Cábala, Astrología y Numerología.
El Universo vibra, tiene resonancia, es ritmo, el Sistema Solar emite una gama infinita de sonidos (Música de las esferas), esas resonancias tienen un número de vibraciones, y ese número de vibraciones con el que cada cuerpo vibra constituye el principio que determina esencia y potencia.
En ese postulado pitagórico basa la Numerología la doctrina de que el Universo está gobernado por el poder de los Números. Y si el Universo está gobernado por ellos, nosotros también…
Los números nos otorgan un proceso de trasmutación, de evolución, que al igual que en la Astrología, el individuo debe transitar para integrar y actuar conforme a lo comprendido.
En el Universo nada es aleatorio, todo se mueve según un orden ya establecido y los números tienden a ordenar el flujo de la vida. No se pueden saltear pasos para avanzar en la evolución, ese número de vibraciones marca el ritmo, y hay que dejarse llevar por esa música. Hay que afinar el oído, y cuando se comprende, y se permite contemplar y observar, se llegan a interpretar entonces los acontecimientos, comprendiendo que “Toda vibración activa un proceso. Todo proceso cumple una función. Toda función tiende a un designio”.
Entendiendo entonces de qué modo se construye el ser humano desde el punto de vista Numerológico, podemos entender sus principios arquetípicos.
Cada persona es una combinación de números, que vienen con cada una al nacer, en su fecha de nacimiento, la cual nos dará el Destino (al que Pitágoras llamó “Urgencia Interior”), que marcará nuestro punto de partida, el sendero que seguiremos en nuestro camino ascendente y los ciclos de ordenamiento.
Esa concordancia o “música geométrica” que forma el mapa de la natividad nos dota de ciertas disposiciones y propósitos.
El nombre, cuyo valor o significado estará dado por cada letra en él contenida, nos habla de la personalidad, de nuestra manera de mostrarnos ante el mundo y nuestra manera de pensar (Yo Interno – Yo Externo). Nos dará las herramientas con las que contaremos a lo largo de nuestra vida, nos dice que aspectos de nuestra personalidad deberemos equilibrar para fluir durante cada ciclo, cuáles son nuestras debilidades y sobre qué deberemos trabajar para desarrollar nuestro destino – misión de vida positivamente.
La Numerología no es otra cosa que una herramienta que nos posibilita encaminar la vida hacia un lugar, a entender que las conductas tienen su consecuencia y que nuestro destino depende de la manera de actuar; entonces podemos elegir transitar nuestro camino de vida positiva o negativamente, no para cambiarlo, sino para transitarlo de manera analítica, agudizando nuestras capacidades intuitivas, abriendo nuestra conciencia con el propósito de cumplir mejor nuestro Destino.
Los números nos indican una tendencia, sin embargo somos nosotros, con nuestro libre albedrío, quienes elegiremos de qué modo vivir “esta vida”.
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